Eso mismo pensé yo cuando estaba viendo "A Roma con amor", esa película de Woody Allen de la que hablaré algún día. Mónica (Ellen Page) tiene una conversación muy profunda con Jack (Jesse Eisenberg) acerca de El Coliseo de Roma, y de lo que supone el paso del tiempo para las civilizaciones. Y ahí aparece la expresión "melancolía de Ozymandias". Apunté ese nombre y en cuanto acabó la película, mi curiosidad me llevo a Mr. Google, que todo lo encuentra.
"Ozymandias" es un soneto escrito por el británico Percy Bysshe Shelley, allá por el año mil ochocientos y algo. Dice así (en inglés, porque queda más bonito, y rima, y todo eso):
I met a traveler from an antique land,
Who said: Two vast and trunkless legs of
Stand in the desert. Near them, on the sand
Half sunk, a shattered visage lies, whose frown,
And wrinkled lip, and sneer of cold command,
Tell that its sculptor well those passions read
Which yet survive, stamped on these lifeless things,
The hand that mocked them and the heart fed.
And on the pedestal these words appear:
"My name is Ozymandias, king of kings:
Nothing beside remains. Round the decay
of that colossal wreck, boundless and bare
The lone and level stands stretch far away.
Básicamente, habla de la inevitable desaparición de las civilizaciones e imperios. Ozymandias era el alias de un antiguo faraón de Egipto que tampoco pudo impedir la desaparición de su imperio, ni de él mismo, ni de todo lo que hizo y fue.
Me llevé varios días pensando en esta idea. No importa lo grande o lo pequeño que seas. No importa si eres repartidor de pizza o fundador del imperio más poderoso del mundo. No importa si sabes hablar trece idiomas o apenas te apañas con el tuyo. Al final el tiempo se lo llevará todo. Así que, ¿por qué nos preocupamos tanto por esas cosas?
Como decía una profesora que tuve de pequeña: "Lo importante es ser buena gente."
No hay comentarios:
Publicar un comentario